Todo
empezó como unos besos silenciosos en la habitación de aquel hotel lleno de
familiares donde nos encontrábamos cohibidos ante la pasión que nos unía.
Tumbada en la cama noté como el calor de su boca se acercaba a mi oreja, y como metía mi lobulillo dentro de esa, mi piel se erizó y un calor intenso me invadió. Sus manos acariciaban mis pechos suavemente, mis pezones no podían crecer más, entonces esas grandes manos agarraron con firmeza mi cintura y luego mi trasero, como protegiéndolo, como símbolo de propiedad, con fuerza, como más me gusta.
Tumbada en la cama noté como el calor de su boca se acercaba a mi oreja, y como metía mi lobulillo dentro de esa, mi piel se erizó y un calor intenso me invadió. Sus manos acariciaban mis pechos suavemente, mis pezones no podían crecer más, entonces esas grandes manos agarraron con firmeza mi cintura y luego mi trasero, como protegiéndolo, como símbolo de propiedad, con fuerza, como más me gusta.
BLU photography |
Entonces
con la yema de sus dedos acarició minuciosamente mi vulva, después lo hizo con la lengua, suavemente deslizándose hacia el clítoris donde se detuvo y me hizo disfrutar de aquella sensación de locura.
Fue
un orgasmo diferente, imposible de describir, el más intenso de los que he
disfrutado, no solo lo sentía en mi vagina, sino en todo mi ser, de los pies a la
cabeza, desprendía placer de cada milímetro de mi cuerpo.